martes, agosto 21, 2012

Rebelde con causa

En el plano de las especulaciones, el arranque con puntaje ideal disparó, entre los que acostumbran embriagarse con pócimas triunfalistas, un regadío de apetencias sin control. En esta ocasión, la realidad frenó el acelere del bólido en la tercera vuelta. Como en anteriores oportunidades, cuando correspondía cristalizar la consolidación de una idea de conjunto, apareció el descalabro desnudando viejas falencias empecinadas en permanecer más allá de las buenas intenciones. Para desconsuelo de quienes aspiran a acaparar la atención y el respeto de los medios masivos al momento de considerar a los aspirantes al título, el liderazgo en soledad se transformó en compartido antes de que el reloj marcara las doce.

A la hora de analizar lo estrictamente futbolístico, las voces fueron coincidentes. A pesar de no haber ofrecido la solidez defensiva tan elogiada en las primeras dos fechas, la intención de no bajar los brazos y arremeter en busca de un mejor final resultó un punto digno de destaque. El entrenador también se encargó de resaltar la capacidad del equipo para recomponer el ánimo en la adversidad y el esmero en explotar todos los recursos disponibles para llegar al empate primero y al posible triunfo después. Aunque la paridad haya llegado por intermedio de un tanto cedido por la visita, que ya jugaba con un hombre menos, la meritoria insistencia obligó al error y encontró su premio. En definitiva, el dos a dos pareció justo.

Los incidentes desatados sobre el final no sólo le cortaron el hilo a las ambiciones de victoria, también dejaron en evidencia la desidia de los encargados de la organización del espectáculo y el fracaso del operativo de seguridad. Como siempre sucede en estos casos, las acusaciones cruzadas, la minimización de la violencia y el deslinde de responsabilidades coparon los titulares durante y después. El fútbol vernáculo, diluido intencionalmente en una zona gris con entrada vedada a la justicia, goza de una impunidad tal que permite el encumbramiento y permanencia de una casta de mafiosos y delincuentes -y un entorno ídem-, que nunca tiene la culpa de nada. En ese marco, sobrevive pero herido de muerte.


APOSTILLAS

Cepo monetario. Para que no queden dudas, el primer mandatario está encargándose personalmente de aclarar de quién es el mérito de que la muchachada corra y ponga lo que tiene que poner. "Los premios que arreglamos con los jugadores son entre el primero y el cuarto puesto. Quinto o peor, no les pago nada", sentenció el que maneja la caja. ¡Tomá!

Zona liberada. El impresentable vice, a través de un esbirro de poca monta, le puso el pecho a las balas pidiendo la detención del parodismo cordobés involucrado en la violencia vip. Por un momento hizo cambio de roles, guardó la faca y la tumbera y se puso el traje de defensor de plateistas víctimas del vandalismo foráneo. ¡Buchón de la yuta!

Caciques en retirada. Ni el joven secretario técnico, ni el director ejecutivo del fútbol neonato-infanto-juvenil, ni el coordinador de inferiores, ni la nueva incorporación fantasma con cargo indefinido, han dado señales de vida en los últimos días. Nadie sabe qué hacen ni en qué andan. Los maliciosos de siempre temen una desbandada en masa. ¡Atajenlós!

Paka-paka. Con el comienzo de la doble competencia el entrenador piensa en ir prendiéndole velas a todos los santos para que los soldados le aguanten las batallas por venir. Dicen las malas lenguas que cada vez que mira el banco de suplentes le sobreviene un ataque de pánico pensando en las viscitudes que podrían presentarse. ¡Todo culpa de la malaria!