martes, noviembre 30, 2010

Cachetazo demoledor

Si se trazara un paralelo entre la gestión institucional y la deportiva podrían descubrirse muchas coincidencias. Una cabeza que gusta del parloteo ante cámaras y que se esfuerza en sostener una imagen de erudito en la materia. Un gasto sideral en estructura vacía de contenido. Resultados que ya ni siquiera provocan disgusto, sino indiferencia. La falsa pertenencia sólo tiene para mostrar una maqueta del proyecto; en concreto, las manos aparecen vacías. El entrenador sólo tiene una parva de nombres importantes; en definitiva, ni un atisbo de la idea de conjunto. Ambas caras de la misma moneda, con tantos puntos en común, deberán hacerse cargo de un porvenir sin demasiadas alternativas.

El excelentísimo señor presidente tendrá la posibilidad de seguir edificando un futuro personal promisorio; pero si en cuatro años no consigue un título, ésta será su última re-re. La masa societaria no le renovará la confianza. El técnico tendrá la posibilidad de formar un grupo a imagen y semejanza; pero si en el corto plazo no consigue un título, su ciclo estará terminado. La afición no le tendrá tanta paciencia como al ex. Tanto uno como otro saben que la parafernalia pasa, sólo los logros quedan. ¿Qué podrá esperarse cuando las inauguraciones y los eventos acaben? ¿Qué podrá esperarse cuando los torneos se sucedan y la intrascendencia persista? Hasta la mejor cháchara se agota en sí misma.

El lunes, el sabalé sufrió una derrota contundente a base de juego simple y colectivo. Características que, a pesar de las victorias recolectadas, no aparecen en sus actuaciones. Muy por el contrario. En este ciclo, los triunfos han sido ajustados, los rendimientos intermitentes y el funcionamiento irregular. Si en un principio se habló del orden que el dt supo imprimirle al equipo, hoy podría decirse que perdió lo poco que obtuvo en una primera instancia. En sus últimas declaraciones, destacó la jerarquía de la defensa, el buen nivel futbolístico de un par de protagonistas que no venían siendo titulares y que aparecieron en cancha desde el inicio y la “radiografía perfecta” que había hecho del rival. La realidad mostró otra cosa.


APOSTILLAS

Satisfacción garantizada. El primer mandatario lanzó a la venta los palcos corporativos. La cotización es tan elevada que intermedia una institución crediticia a fin de facilitar las operaciones en cómodas cuotas. Es de imaginar que la mente brillante se habrá apoyado en un estudio de mercado para asegurar el cartelito de “localidades agotadas”. ¿O habrá pensado en obsequiar los que queden de clavo con tal de no verlos vacíos?

Fuga de cerebros. El eficiente director ejecutivo del fútbol neonato-infanto-juvenil, afirmó que en las inferiores hay “veintidós jugadores que pueden llegar y triunfar”. Entre la revolución, las escuelitas, los convenios y la mar en coche dicen tener bajo la lupa a más de ocho mil promesas. Números desproporcionados. Por lo pronto ya amenazó con renunciar si el “biondo gnocchi” no gana las elecciones. ¡Que alguien cierre la puerta!

Reculando feo. Al final, después de tanto amagar, el innombrable se fue al mazo. Hizo alharaca con pedidos de informes, salió a los medios a gritar su verdad y pegar donde más duele, pero a la hora de los bifes se bajó del carro dejando a medio mundo plantado. Otra vez se la dejó servida a la falsa pertenencia. Al parecer no quiere volver hasta borrar sus máculas o hasta ver cómo se lo imploran de rodillas. ¿Aparecerá para emitir su voto?

Estrategia previsible. Las derrotas le abren la puerta a las buenas noticias. Vuelve el fracasado torneo internacional de verano, ha sido puesta en marcha la organización de la “mega-fiesta” de reinauguración y el hotel de campo ya tendría agendadas sus primeras reservaciones de carácter internacional. El chupalerche primero no da abasto con los anuncios. Como cada fin de torneo, el fracaso futbolístico se esconde rápidamente bajo la alfombra.

miércoles, noviembre 24, 2010

Como con bronca y junando

Desde que comenzó esta nueva etapa, la ilusión de la tribuna sube y baja, al ritmo de los resultados Las buenas producciones alimentan la esperanza, elevándola a niveles insospechados; las malas, la bajan de un hondazo a velocidad luz. El escenario previo se planteó ideal. Un rival disminuido, tal y como les gusta a los mediocres. Algo más de sesenta minutos en superioridad numérica, tal y como les gusta a los ventajeros. Sin embargo, el negro sufrió –superado en el juego– en el primer tiempo y empujó –a fuerza de amor propio– en el segundo. Sólo le alcanzó para un desabrido empate, justo cuando las expectativas apuntaban a torcer el mal comienzo de torneo. Esta vez, no supo capitalizar ni las favorables condiciones del trámite.

Por lo pronto, no es un buen síntoma que el entrenador continúe añorando cuarenta y cinco minutos que hace rato pasaron a la historia. A esta altura, ya se habrá dado cuenta de que no es tan fácil alcanzar un rendimiento colectivo equilibrado y pasible de ser sostenido en el tiempo. No es tarea sencilla imprimirle una identidad al equipo, que hasta ahora sólo apareció en contadas ocasiones. En su defensa, bien valdría considerar que está moviéndose en un escenario que no delineó ni preparó, pero la excusa comienza a diluirse cuando de “proyecto” se habla. Si las bases y los lineamientos configuran una construcción única, como sostiene la dirigencia, el barajar y dar de nuevo componen una discordancia, aún contemplando el recambio en la conducción.

Es cierto lo que dicen los protagonistas. Como están dadas las cosas, lo mejor es sumar para remontar la idea de fracaso que mancilló la primera parte del torneo. Con el mayorista de humaredas, de veintiún puntos sólo seis se anotaron en el haber. En el presente ciclo, de veintiún porotos, catorce pasaron a incrementar la cuenta. Los números son indiscutibles, pero futbolísticamente la muchachada está en deuda. Si la recuperación en algunos aspectos ha sido producto del envión anímico que siempre acarrea un cambio de técnico, las cosas pueden complicarse. Faltan cuatro capítulos para cerrar un semestre en el que mucho se invirtió y nada se cosechó. Así las cosas, hablar de refuerzos, con nombre y apellido, es un indicio elocuente del balance final.


APOSTILLAS

Hasta la coronilla. Nadando en las aguas que más le gustan, el primer mandatario se rodeó de un selecto auditorio para monologar sobre su brillante gestión en pos del crecimiento, ya no de la institución sino, “de la región”. Salvo quienes viven de sus dádivas, y quienes esperan ansiosos un turno, el resto de los presentes intentó disimular el hartazgo que le produce el discurso presidencial. ¡Aflojando un poco!

Unidad de negocios. La dirigencia debería explicar qué papel cumple en la comisión empresario gastronómico famoso por hacer piruetas colgado de un cable. Sin ponerse colorado, el vocero mudo le pasó la posta para que diera detalles del evento que, al parecer, se ocupó de organizar, cuando desde la emisora enredada le pidieron precisiones al respecto. ¡Marche una especial de jamón y morrones!

Caído en desgracia. El patrón del rectángulo de juego no puede creer que esté perdiendo su influencia en los hombres de negro. Después de agotar la paciencia del de turno, no tuvo más remedio que ver la amarilla. Aunque debería estar agradecido; zafó de verse condicionado desde el inicio por tirar la pelota afuera con fastidio luego de que el línea le marcara su segunda posición adelantada. ¡Relajate y disfrutá!

Peligro de extinción. Mientras le apuestan hasta sus propios calcetines a la continuidad de la falsa pertenencia –en resguardo de lo que pescan gracias a su interesado apoyo–, los chupalerches intentan salvarse de un posible naufragio. A la pérdida de sus pobres espacios de propaganda paraoficial ahora deben sumarle la caída en la audiencia de las mañanas obsecuentes. ¿Para cuándo la exclusiva con el entrenador?

viernes, noviembre 19, 2010

En el limbo


La sorprendente y vertiginosa realidad acostumbra envolver a los mortales con un manto de crueldad. A contramano de empeñosas voluntades, le extendió demasiado rápido la partida de defunción a un acontecimiento que pretendió ser instalado en la escena corriente a perpetuidad. Acalladas las fingidas emociones, desprendidas de la presentación llevada a cabo la pasada semana, la afición celebra la convocatoria a la selección local de un pibe nacido en el club. No producto de una ficticia revolución, sino fruto de años de sacrificio y perseverancia. Tampoco obra y gracia del engañoso “proyecto”, sino a pesar de él. Sólo hace falta recordar las decisiones que hasta hace poco lo dejaban afuera de todo.

Así las cosas, el primer mandatario sigue “trabajando” para hacer de Colón la mejor institución del planeta. La última novedad pasa por la organización de una francachela, puesta en manos de empresarios que revisten en la categoría de amigotes presidenciales, donde el socio brillará por su ausencia. Delimitando la pista de un ámbito exclusivo en el cual los negociados son la prioridad, y con vistas a un gerenciamiento no muy lejano –con cabezas dirigenciales a sueldo blanqueado–, la cd se encamina a las elecciones haciendo foco en la captación de adeptos armando una parafernalia atrapa-incautos. El escaparate está listo para que los verdaderos dueños miren apoyando la ñata contra el vidrio.

Por el lado de la contra, los plazos se acaban y todavía está en veremos. Es tiempo de terminar con el coqueteo y aprestarse a dar pelea. Si el innombrable estuvo esperando ansiosamente el momento en que sería aclamado como “el salvador”, pues ha llegado la hora. Sin él, el resto, ante las tristes evidencias, es la nada. Aunque haya buenas intenciones, el aparato está preparado para renovar las ínfulas de quienes han tomado a la entidad como coto de caza. Los errores cometidos han sido muchos –entre ellos figura este presente–, pero es de esperar que haya aprendido. La única forma de pagar culpas es poniéndose al frente de una gran avanzada opositora. ¿O volverá a ser el artífice de cuatro años más de falsa pertenencia?

domingo, noviembre 14, 2010

Nunca taxi

Desde que comenzó esta nueva etapa, el sabalé apareció en cuenta gotas. Hasta el momento, no ha sido capaz de sostener la dinámica pretendida ni el criterioso manejo de pelota que lo convierta en un conjunto equilibrado durante los noventa minutos de juego. Para quien debe imprimirle su sello personal, los primeros cuarenta y cinco de la pasada fecha –por él calificados como “maravillosos”– fueron los que expresaron su modelo ideal de equipo. En esta oportunidad sólo lo conformó el resultado. Una vez finalizado el encuentro, reconoció el bajo nivel futbolístico desplegado por sus dirigidos y desgranó los pormenores suscitados en cancha cual avezado comentarista deportivo. Otro candidato a engalanar la caja boba.

A pesar de los altibajos, los resultados le marcan una tendencia favorable. Si el inicio de torneo trajo aparejado un cisma con final tragicómico, el cierre va transitando el camino de la estabilidad sin otra expectativa que no sea la de sumar. Por ahora cosecha puntos y se acerca a la meta deseada, con probabilidades de superarla sin mayores sobresaltos. La próxima fecha parece servida. El rival ya avisó que visitará el Brigadier con suplentes, por lo que los veinticinco puntos estarían asegurados mucho antes de lo que hubiera pensado el más optimista de los simpatizantes. La nota de color quedará en manos de la claque oficial, que recibirá al ex con los honores correspondientes a un prócer de la casa. Desagradecidos abstenerse.

Los protagonistas han coincidido en que cambiaron las cosas. Algún pensamiento periférico se atrevió a trazar extremos. Antes jarana, ahora trabajo. Por lo pronto, el desafío está asumido y ya se piensa en función de futuro, aunque las elecciones podrían dibujar una parábola en contrario. Según adelantaron los que saben, mientras el excelentísimo señor presidente se encuentra enfrascado en otros menesteres, el técnico ya tendría “todo arreglado” con un defensor, dos volantes y un punta con vistas al torneo venidero. Tanto dirigentes como cuerpo técnico coinciden en proyectar acciones más allá de fin de año; habrá que ver lo que el destino les tiene reservado. Lo cierto es que la escoba está preparada para barrer a unos cuantos.


APOSTILLAS

El reposo del guerrero. En la presentación del evento a disputarse el año próximo, quedaron al descubierto los más profundos sentimientos del primer mandatario, exclusivo hacedor de la mayor bendición que pudiera recaer sobre estas tierras. Entre conmovedores sollozos le pasó la posta a los funcionarios de turno para que rompan el chanchito y colaboren con su gesta. ¿Y si prueba con una alcancía en la puerta de su despacho?

Marquesina disputada. Envalentonado, el día después de la ceremonia en cuestión, el chupalerche primero insistió en sacarle al jefe de gobierno de la cordial un explícito apoyo económico a la “patriada” del excelentísimo señor presidente. Con un discurso a prueba de balas, el apurado desvió el hecho hacia los hechos de su impecable gestión, eludiendo con cintura de enganche el acoso del rastrero obsecuente. Otra vez será.

En la mira de los asesinos. Hace pocos días el entrenador desmintió categóricamente cortocircuitos con el valuarte de la defensa. Sin embargo, en ausencia del goleador histórico, le sacó la capitanía para dársela a quién le está demostrando mayor contracción al trabajo. Para recuperar el protagonismo perdido, como primera medida, el susodicho anda haciendo buena letra. Nada de exquisiteces en la zona peligrosa.

Mano y contramano. Mientras volante de categoría internacional, recibido con bombos y platillos, duerme el sueño de los justos e histórico, otrora pieza fundamental, calienta banco; un desterrado emocional, catalogado como el mejor jugador del plantel por el ex, vuelve a la nómina de suplentes. El paso al costado de un asumido delantero le abrió las puertas para retornar a la palestra. ¿Sabrá aprovechar esta nueva oportunidad?

martes, noviembre 09, 2010

Adiós a las armas

En el fútbol de hoy, la versatilidad es condición indispensable. Un delantero, durante noventa minutos de juego, no sólo justifica su presencia cuando convierte un gol. También colabora defendiendo en jugadas de pelota parada y de diversas formas en la ofensiva. La cuestión comienza a ponerse oscura si resulta intranscendente. O, lo que es peor, si al finalizar el encuentro, la afición se retira con la sensación de que el equipo jugó con uno menos. Es cierto que una mala tarde la tiene cualquiera, pero hay estadísticas que son implacables. Once partidos en cancha, tres tantos. Más allá del triunfo, la gente se fue mascullando bronca porque la diferencia en el marcador debería haber sido mayor para no terminar sufriendo.

La mayoría coincidió en añorar al veterano veinte. Un emblema que en pocos días cumplirá treinta y ocho abriles. Inevitablemente surge una pregunta. ¿Colón es “goleador-histórico-dependiente”? Dos aristas complementarias podrían explicar el fenómeno. Por un lado, un ego exacerbado que se piensa irremplazable. Por otro, una revolución de inferiores huérfana de candidatos con condiciones. Así, pasan los entrenadores, pasan los compañeros de fórmula, y él firme como rulo de estatua; a esta altura, apelando a la experiencia que el oficio otorga para administrar correctamente la energía, para estar en el lugar preciso en el momento indicado, para abusar de la picardía, para imponer mañas y, en definitiva, seguir rompiendo marcas.

Será, entonces, un problema la sucesión. En el corto plazo no parece vislumbrarse nada en el patio trasero donde anidan los juveniles y tampoco en el escuálido y sobrevaluado mercado interno. Una alternativa podría darse echando un vistazo tras las fronteras, pero no será fácil encontrar algo bueno y barato. Por lo pronto, habrá que asumir que el retiro está a la vuelta de la esquina; pues aunque pretenda abusar de su buena estrella, el físico suele ser el que impone los límites. Según supo declarar hace un tiempo, mejor decir adiós por decisión propia y no porque lo clama la tribuna. Más allá de cómo pretenda diseñar su futuro, es innegable que el equipo sufrirá su partida. Con la corona vacante, habrá que ver quién lo sucederá en el trono.


APOSTILLAS

Bloque de mármol. El helado de crema que estaba apostado a la diestra del don durante reciente visita al congreso, con la mejor cara de piedra dijo haber sido amenazado –él y su familia–, en varias oportunidades, por los barras. ¿Habrá hecho las correspondientes denuncias? Una pena la ausencia del impresentable vice, a quien los muchachos le dicen “boludo, apurate” cuando se demora en entregar las entradas de favor las veces que Colón hace de visitante.

Levantando banderas. El técnico ya se comprometió con la campaña electoral. En oportunidad de acto con alto contenido social, llevado a cabo en el predio, se deshizo en elogios hacia el “proyecto”, al que calificó de “maravilloso”, y señaló que el entorno le trajo reminiscencias de tiempos pasados. “Estar acá hoy me remonta a mis inicios, cuando yo nací y crecí en piso de tierra”, comentó, tal vez sin darse cuenta que estaba en un complejo del primer mundo. Película repetida.

Salita verde. Las previas de la emisora universitaria suelen ser incoloras, inodoras e insípidas. Ni siquiera con el tema político de fondo, que tanta tela da para cortar, fueron capaces de imprimirle una pizca de interés al par de horas de precalentamiento. Las opiniones y/o reflexiones, los aportes y/o comentarios al respecto parecieron más acordes a un éter de preescolar que a uno académico. Quienes repiten, cual adiestrados periquitos, la liturgia oficial ¿no se sentirán unos felpudos?

Por la vuelta. En su momento, el chupalerche tercero, explicó que la señal de la difusora enredada pasaba a mejor vida por obra y gracia de la ley de medios. Mentira. La onda retornó a la cordial y con personajes que deberán cambiar el chip de la obsecuencia si pretenden trascender. De todos modos no da para apostarle demasiadas fichas, pues algunas voces sólo aseguran más de lo mismo. Si la línea editorial baja dura y aprieta, quedará en evidencia el panquequismo de unos cuantos.

jueves, noviembre 04, 2010

Una tormenta perfecta


Mientras el excelentísimo señor presidente participa de la fantochada más hilarante de los últimos tiempos –y sus esbirros se encargan de destacar lo honroso de la cuestión–, en la cordial siguen adelante las gestiones para conformar una lista aplastante, que acabe rápidamente y sin dolor con la falsa pertenencia. La info la tiró al aire el hemisferio pensante de la dupla que anima los mediodías asoleados. ¡Otra que el seleccionado mayor! Al parecer, con el innombrable como punta de lanza, irían los principales referentes que, de una u otra forma, siempre han sido parte de la vida institucional. Y como si esto fuera poco, también tiró al aire la novedad de que habría comenzado el desbande oficialista. ¿Lo mejor estará por venir?

Es saludable que el arco opositor en pleno haya percibido la unidad de esfuerzos, deponiendo periféricas disputas de cartel, como único camino para enfrentar a la ilícita y nefasta organización que desde las últimas elecciones ha montado –y multiplicado– la actual dirigencia, con la intención de persistir en el desarrollo de intereses personales. Habrá que confiar en que entre todos, criteriosa y atinadamente, sabrán determinar espacios y funciones en procura de sumar aportes y sortear estériles enfrentamientos. Las figuras son muy fuertes, sin embargo los veteranos tendrán la oportunidad de sentar las bases para la dirigencia del futuro, si de una vez por todas entienden la necesidad de construir un modelo de gestión perdurable.

En cuanto a la inminente campaña, deberán tener mucho cuidado. Estudiar una estrategia en común; sin exabruptos; sin el entusiasmo que provocan las aspiraciones y que puede llevar a la altisonancia desmedida y por consiguiente a grietas evitables en el seno del grupo; sin confrontación con el adversario, que indudablemente sabe cómo sacarle rédito a la victimización; evitando las denuncias en el aire; desterrando las acusaciones sin sustento; y sobre todo, sin subestimar el poder que supo edificar gracias a la estructura. Si aspiran a un triunfo contundente deberán abocarse, en la previa, al socio, al que vota, al que siempre demostró estar comprometido, que es en definitiva el que determina la elección. Semejante sinergia debería ser imparable.