
Si jugando de local, el negocio lo hace el visitante, algo anda muy mal. ¿Falló el planteo? ¿Bajaron los rendimientos? ¿Faltó inteligencia para quebrar la estrategia del rival? Un poco de todo eso y más. Pasados los efectos de la inyección anímica que repercutió en el aspecto futbolístico, todo ha vuelto a ser como era entonces, con un aditamento, la afición está tan harta de sufrir con este equipo que perdió el entusiasmo. Entonces, cada vez menos gente acompaña, cada vez menos gente alienta a este conjunto que no convoca, no ilusiona, no enfervoriza, no despierta la flama rojinegra. Es así que tan sólo un puñado de incondicionales se queda sin voz apoyando a los colores en la difícil y, claro, no alcanza. Otro logro de esta cd.
Respecto del encuentro, un análisis liviano haría hincapié en la mezquindad del adversario, sin embargo fue Colón el que no pudo –no supo–, resolver la estrategia que le presentó su oponente. El sabalero jugó muy mal y nunca le encontró la vuelta al juego; ni siquiera los cambios del segundo tiempo consiguieron quebrar la solidez de la visita. Y esta vez, bien controlado, el artillero de Margarita no existió; sin la facilidad de ocasiones anteriores, el arco pareció estar muy lejos de los delanteros rojinegros. Atrás, continúan repitiéndose las distracciones y los errores a la hora de replegarse; en el medio, el toque intranscendente y los pases desacertados superan los pasajes de correcto funcionamiento. Así, la cosa se complica.
La preocupación en el rostro del dt y las declaraciones del final pintan un panorama poco festivo. Cada vez queda menos y el tramo final será, sin dudas, no apto para cardíacos. Los muchachos deberán demostrar, no amor por la camiseta, eso está claro, pero sí dignidad profesional de cara a lo que se viene. No estaría de más recordarles que toda una ciudad, por lo que significa la plaza en la categoría, depende de sus próximas actuaciones y que así como la parcialidad toda hará lo imposible por acompañar a la sangre y luto en las instancias finales, ellos tendrán que hacer su parte dejando jirones de sí mismos en cada campo que pisen. Dos afuera, dos adentro. Doce puntos en danza. Cuatro finales a todo o nada.
APOSTILLAS



