lunes, julio 11, 2011

La cuadratura del círculo


Es cierto, todo pasa. Lo peor es que a una velocidad increíble. Días pasados, como nunca antes, la marca patrocinada con dedicación exclusiva por el excelentísimo señor presidente fue reproducida sin solución de continuidad hasta en los más recónditos lugares del planeta. Una pena que los innumerables elogios al impresionante coliseo juliogermano se hayan visto opacados, en apenas noventa minutos, por otro acontecimiento histórico de gran impacto emocional y que podría repercutir, con consecuencias indeseables, en el evento continental que está acaparando la atención del mundo entero. "Lo vivido en la cancha de Colón le propinó un cachetazo impresionante. Es la primera vez que lo silban", dijo el padre de la criatura que llenó de decepción la noche más esperada por la cordial y zona de influencia en años.

En medio de los flashes de diversos colores, la cuestión intestina no pasó desapercibida. La afición rojinegra espera por el armado del nuevo plantel y se desayuna con que el primer mandatario abrocha los "refuerzos" y después, de última, se lo comunica a sus impares de comisión directiva. Ante el interrogante de quién lo asesora -ya no con quién consulta-, la respuesta surge avalada por su derrotero al frente de la institución desde que entendió por dónde pasa el negocio explotado en beneficio personal. Los representantes ofrecen, ponen a disposición videos muy bien armados y el ignorante compra. Si la "apuesta" sale bien, las loas serán de propiedad indiscutida; sino, los palos los atajará la esquiva fortuna. El fútbol siempre da revancha, en uno o ciento seis años por venir. Con esa ventaja corren los arribistas.

Así las cosas, el anfitrión se pavonea orondo, mientras espera sacar rédito de tanta exposición mediática; el eterno «ito» ensaya -hasta ahora sin éxito- el papel de entrenador sapiente y comprometido que soterre la imagen de limitado y obsecuente dirigencial; la muchachada apenas empieza a elongar los músculos a la espera de las caras nuevas con poco clima de pretemporada, y el parodismo vernáculo no deja de tirar nombres un día para al siguiente borrarlos y reiniciar la cantinela con fervor renovado. La única sufriente es la afición, que desespera ante los nombres que van llegando y que ya trazó un parangón entre la sangre y luto y la celeste y blanca, pronosticando un coro de silbidos e insultos si el próximo torneo no toman forma las promesas que hace años insinúan los abanderados de la falsa pertenencia.