domingo, enero 31, 2010

En el camino

Nadie hubiera dudado en qué casillero marcar la cruz en el devaluado juego del prode. Sin embargo, la convicción de este Colón alternativo hizo trizas lo que en la previa podía cantarse como una fija. Ante la discusión que siempre se plantea en este particular tipo de encuentros, cuando es tan notoria la diferencia de jerarquía entre una y otra formación, respecto de si el candidato jugó a media máquina o si el disminuido sorprendió con una actuación meritoria, no hay duda de que la segunda opción se impone en buena medida a la primera. Inclusive, no hicieron falta las excusas que suelen copar la parada en cada inicio de torneo. No hubo ni falta de ritmo, ni problemas físicos a raíz de la dura pretemporada, ni nada que se le parezca.

Si bien en los primeros minutos el sabalé mostró intenciones de hacer tiempo y de concentrarse más en la defensiva que en la ofensiva, al avanzar las manecillas del reloj, cuando se dio cuenta que el rival no tomaba la decisión de tirarle encima la categoría, se animó a manejar la pelota –tal vez con un exceso de toque intrascendente–, aunque sin la profundidad necesaria para plantar bandera en el lugar donde se define el resultado. Es cierto que si el local acertaba el penal que no tuvo destino de red se terminaba el partido y que el yerro de uno potenció al otro, pero es dable destacar la confianza con que la sangre y luto encaró los minutos posteriores para ir en busca del empate. Y el convencimiento tuvo su premio.

Para el negro es indispensable no descuidar el torneo local con vistas a conservar el buen promedio que tanto le costó conseguir e inclusive pensando en futuras aspiraciones. Esta formación demostró que tiene argumentos para encarar los compromisos que le toque enfrentar sin caer en el estigma de ser considerada como suplente, siempre y cuando la actuación de ayer no haya sido sólo una demostración de entusiasmo pasajero. Habrá que ver también cómo reacciona frente a un adversario menos displicente. Por lo pronto ya está confirmado que el elenco titular volverá a tomar la posta en el próximo encuentro, una dura prueba en momentos en que la prioridad pasa por otro lado. El comienzo no estuvo mal.


APOSTILLAS

El pueblo quiere saber. El excelentísimo señor presidente, exultante luego del empate, anunció la inauguración de la pensión, prevista inicialmente para el pasado diciembre –¡qué problema los plazos!– el próximo doce de febrero. Pocos son los socios que aún aguardan explicaciones acerca de la financiación de la obra. Los más, la van de claque. ¡Todo pasa!

Quemá esa grabación. La orfandad de recursos intelectuales puede teñir de oscuro cualquier intento de lucidez interesada. En cuanto algún alcahuete envidioso le cuente a la excelsa dirigencia que calificó de “remendado” al equipo alternativo, el contenido del sobre que recibe cada mes acusará una merma de volumen considerable. ¡Marche un correctivo!

No le tenían fe. El tangencial parodismo de la emisora peroncha, sin desmerecer a nadie –repetido hasta el cansancio, cosa de no herir susceptibilidades–, se inclinó levemente hacia el lado del derrotismo previendo una hecatombe sin precedentes. El desahogo, que limpió de máculas los comentarios previos, se produjo al final, con el resultado puesto. ¡Qué miedito!

Hay que ser agradecido. El empleado de la institución, que bancan todos los socios y que hace las veces de parodista en el éter asoleado, le hizo llegar sus besos y abrazos al impresentable vice, quien fue sometido a una intervención quirúrgica. De los cálculos siempre se vuelve, del ridículo y la ausencia de ética, nunca. El caradurismo del obsecuente no sabe de límites.