martes, septiembre 21, 2010

Tránsito a la inmortalidad

Renuncia. Aceptada. Súplica generalizada: “Uno más y no jodemos más”. Decisión revocada. Consulta con la almohada. Dimisión ratificada. Fin de la era otomana. La goleada precipitó los planes que contemplaban una despedida de local. En concordancia con su manifiesta volatilidad, ni la promesa del final cumplirá. Sería una puñalada en medio del corazón, partir con la cabeza gacha frente al rival de toda la vida. El remolino que envolvió a los protagonistas, una vez finalizado el encuentro, generó marchas y contramarchas dentro del vestuario y, en razón de escasos minutos, se cocinó un papelón a la medida de la falsa pertenencia. Hoy se anunció la extinción de la continuidad, otra ficción que pasa a mejor vida.

Un terrible dolor de cabeza para el excelentísimo señor presidente, quien apostaba a que la cháchara aguantara hasta fin de año. Considerando la ineptitud en materia futbolística de los cráneos dirigenciales, el sucesor, antes de asumir, tiene los días contados. El que acepte esta canoa a la deriva, tendrá que vérselas con los clavos que deja el mayorista de humaredas y, paralelamente, con los vicios que alentaron los jerarcas de este nuevo fracaso a través de un entramado de relaciones con visos de perpetuidad. La fachada del club modelo atraerá incautos a montones; sin embargo, una vez puesta a rodar la ruleta de la flamante etapa, el elegido se dará de bruces con una realidad incontrastable. ¿Cuánto tiempo se puede vivir rodeado de aromas nauseabundos.

El costado hilarante de la situación lo pondrán los rastreros chupalerches –hoy, aunque disimulando, retorciéndose en lo profundo–, machacando con lo exitoso (¿¡!?) del proceso y, ya sin la presencia de quién los iluminó, como nunca nadie antes, en materia futbolística, exaltando lo que queda y, en especial, elevando hasta la estratósfera la figura del primer mandatario con vistas a diciembre, jugados por mantener a salvo su propia quintita. Para quienes, dadas las circunstancias, lo menos importante es el nombre del substituto, la consigna pasará por abocarse a tirar dudosa info respecto del brillante futuro del “biondo gnocchi” como firme aspirante al sillón del don, a modo de pantalla mediática. A prepararse para lo que viene.


APOSTILLAS

Repensando tácticas. Para quien tiene grandes aspiraciones, no hay nada peor que saberse rodeado de ineptos e impresentables. El vice puede ser un incondicional todo terreno pero su nivel es tan de cuarta que no le sirve para posicionarse en las altas esferas. Y los chupalerches son tan limitados que en lugar de sumar, le restan. Se busca operador con más de dos dedos de frente.

Echando culpas. El impresentable vice apuntó los cañones contra socios y simpatizantes. Acerca de la nula predisposición del club para fletar micros cuando el sabalé juega de visitante dijo que “dejó de hacerse porque no se llenaban y Colón tenía que hacerse cargo” del lucro cesante. Se estima que a medida que vayan acercándose los días preelectorales se revea la decisión.

Succionando calcetines. “Estamos imponiendo un estilo.” “Nos están llamando para jugar torneos en Inglaterra.” “Tenemos una sensibilidad social que muchos no tienen.” “El programa «Colón en tu barrio» marcha sensacional.” Las apreciaciones del eficiente director ejecutivo del fútbol neonato-infanto-juvenil pintan una realidad inocultable. La falsa pertenencia no tiene parangón.

Derrapando feo. Durante una mañana y media, el chupalerche primero despotricó en contra de la dirigencia rival porque no le permitía “al dueño del otro 50 por ciento del pase” hacer uso de un jugador; hasta que el chupalerche tercero procedió a desasnarlo, aclarándole que la institución rojinegra tiene contratados los servicios del volante en cuestión sólo a modo de préstamo. Lamentable.