martes, noviembre 08, 2011

Chantaje emocional

Antes de que diera inicio la contienda, estaban apuntadas las excusas. Sin el mejor volante de la línea media y sin el lateral más criterioso de los últimos tiempos, el invicto de visitante corría serio riesgo. Los temores previos ni siquiera fueron aplacados cuando, luego de un entrenamiento preparatorio, el conductor afirmó convencido: "Fue la semana que más trabajamos para evitar el 'relaje'". Ya nadie le cree, ni por el tenor de su monótono discurso, ni por lo que queda evidenciado en cancha. Los más optimistas ruegan por la pronta finalización de otro torneo intrascendente, refugiados en la esperanza de un cambio de paradigma. Los menos, apuestan doble contra sencillo a que el ciclo se mantendrá en el pie hasta verse cara a cara con la hecatombe. En algo coinciden. Este proceso es un nuevo fracaso.

Como nunca antes, la afición se encuentra frente a una disyuntiva. ¿Los colores o quienes hoy hacen uso de ellos? Ni el excelentísimo señor presidente, ni sus impares de comisión directiva, ni el cuerpo técnico, ni estos jugadores representan la verdadera esencia sangre y luto, esa que fue construyéndose con humildad desde los cimientos. La mentira de la falsa pertenencia ha quedado por fin al descubierto y cada vez se hace más difícil bañarse de alegría para apoyar a este apócrifo modelo en tobogán sin escalas. Inevitablemente, una cruda sensación de nudo en la garganta invade a las gradas bien nacidas cuando la insignia hace su aparición en cancha, cubriendo la osamenta de quienes no merecen semejante privilegio. Ni siquiera logra ponerse a salvo el goleador histórico, principal accionista de la empresa.

Salvo una catástrofe, la historia seguirá su curso dando saltos entre lo anodino y lo mediocre. Con los próximos tres años asegurados, nada indica que haya pretensiones de modificar rumbos. Ya está armándose el andamiaje de pretemporada, austera igual que la anterior, con el agravante de que sólo podrán efectuarse dos incorporaciones. Lo interesante del futuro inmediato será ver cómo hará el primer mandatario para disfrazar las expectativas de un próximo campeonato con las mismas caras desgastadas de siempre frente a una masa hastiada de promesas incumplidas. El último partido del año será de local, la cantidad de puntos acumulados jugará un papel fundamental en el ánimo de las tribunas a la hora de despedir los restos de un proyecto que hace rato pasó a mejor vida, con protagonistas incluidos.


APOSTILLAS

Sangre, sudor y lágrimas. Pretendió hacerse pasar por el ideólogo, sin embargo, la copita que está al caer fue pergeñada por la gerenciadora de los amistosos de la celeste y blanca y aprobada para resarcirla de algunas pérdidas. Abocado a tirarle "adelantos" al pasquinejo vernáculo que levanten la alicaída moral de la afición, no dudó en apelar a sus contactos para que el coliseo juliogermano vuelva a ser sede de un evento de características alucinógenas.

Gran motivador. Luego de la primera bofetada, no hubo indicaciones tácticas para dar vuelta el resultado pero sí mucho aliento, aunque en su justa medida. "Sólo arenga sale del banco de Colón", aportó el imaginaria de la televisión impúdica que hacía guardia al lado de los suplentes. Con la sentencia en el bolsillo, señaló estar dolido por "el golpe de perder el invicto de visitante". Lo que se dice una personalidad avasallante muy bien disimulada.

Batiendo marcas. Ya superó todos los récords habidos y por haber. En el ocaso de su carrera, sigue acumulando logros personales como si de trofeos en una vitrina se tratase. Rompe redes imbatible y mayor presencia con la rojinegra lo posicionan como el superhéroe del siglo. Para los amantes de las estadísticas, a los ampliamente difundidos habría que agregarle uno más. Se viene la cucarda al primer puesto en el ranking de posiciones adelantadas.


Carne podrida. A la mañana, el chupalerche primero regurgita que el hereje lesionado "tiene muchas posibilidades de ir al banco"; pocas horas después, al mediodía, el chupalerche segundo aplasta la pretendida primicia anunciando que el susodicho "ni va a concentrar". Curados de espanto, ciertos personajes ya no le temen ni al ridículo. Si la santa imagen está restaurada, el hacedor del papelón nacional puede reaparecer en cualquier momento.