domingo, enero 17, 2010

Mojarritas y tiburones


Después de que al encargado de la delegación en pretemporada se le escapara la tortuga y de las barrabasadas que se le escucharon decir, respecto del intríngulis, por la emisora enredada –tales como “tomó una decisión en forma totalmente irresoluta” (recontrasic), “los jugadores están para jugar y no para hacer declaraciones”, “esto no habla bien de él como persona ni como jugador”–, está a punto de estallar el segundo papelón del año. Según informó el enviado del éter peroncho a la feliz, la primera e impactante incorporación, que llegó con bombos y platillos, tirándole flores a la dirigencia, y viceversa, “no conformó al entrenador” durante los trabajos estivales, por lo que se aprovecharía un problema de habilitación para echarle flit muy diplomáticamente.

Vale tener presente que al delantero se le compró el cincuenta por ciento del pase y se le hizo un contrato por tres años y medio, de acuerdo a las crónicas recientes. ¿Qué pasará entonces? ¿Se romperá el contrato? Si así fuese, no hay de qué preocuparse, pues ésta es una cuestión que domina a la perfección el excelentísimo señor presidente, sólo basta recordar el vínculo que ayudó a desbaratar entre la entidad madre y la empresa monopólica del fútbol y los que hizo añicos con unos cuantos paquetes que trajo para sacárselos de encima. Habrá un poco de ruido pero pronto se silenciará con el volante que ya tiene en la mira el avezado dt para reemplazar al acto fallido. De todos modos, no habría que descartar una tapada del desaguisado, a costa de la economía del club, claro.

Por lo pronto, ahora se viene un cuadrangular internacional –para el que no están listas aún, desde lo futbolístico, dos de las cuatro caras nuevas, conforme lo dicho por el propio coach la semana pasada– y posteriormente la tan ansiada participación en la copa. Queda poco tiempo para ensamblar las piezas con miras a tan trascendental acontecimiento. Así las cosas, mañana se producirá el retorno del chupalerche primero a su espacio lambiscón de las mañanas obsecuentes. Se espera un feroz ataque al traidor del verano –seguro se escuchará su elemental y reiterativo “se portó muy mal con Colón”– y una catarata de excusas para defender el urticante tema pulgoso. Una cargada agenda de pendientes para comenzar el año laboral y justificar los pagos a cuenta.