jueves, febrero 28, 2013

Despegue abortado

El entrenador no está desorientado como muchos sostienen, está desconcertado. Confiado en que la muchachada iba a superar, o en el peor de los casos igualar, la producción del torneo anterior, se llevó flor de chasco cuando los actores decepcionaron en escena. Trabajó durante toda la pretemporada para mejorar lo hecho en el pasado semestre, sin embargo no tuvo en cuenta una cuestión común en similares procesos. La mediocridad es engañosa. Aparenta ser más de lo que es cuando sus exponentes ponen un extra a favor de la causa, ni bien pasa el efecto placebo todo vuelve a la normalidad. Los pilares en que basó su propuesta futbolística hoy tienen poco para ofrecer por lo que no le quedará otra que pensar alternativas a su plan original si es que pretende conservar el puesto. Si algo se le puede endilgar es cierta falta de previsión.

Ante semejante materia prima, un técnico experimentado debe contar con variables que le permitan sortear los momentos en que las fichas no encajan o entran en picada. Aunque la afición exija la presencia de un par de pibes considerados como salvadores, está claro que el conductor no se deja deslumbrar por determinadas aptitudes físicas; sabe que necesita piezas que sepan interpretar el juego, no maratonistas sin habilidad ni técnica. En el caso de los purretes, tirados a la arena para justificar un proyecto inexistente, las consecuencias están a la vista. La primera división, con sus urgencias, carece del tiempo que el pulido de los aspirantes al profesionalismo necesitaría. En cuanto a la insistencia con determinados nombres de confianza, es comprensible que busque respuestas, y apoyo, en aquéllos a quienes personalmente invitó a subir al tren.

El desenlace adverso de la última presentación, más allá de tratarse de un nuevo traspié, dejó a algunos conformes. Para aminorar la carga que pesa sobre los protagonistas de la historia en el inicio del certamen se habló de injusticia en el resultado, de imagen mejorada y hasta de respaldo al capitán del barco; no obstante habrá que remar más de lo previsto para encauzar el derrotero de la nave sin rumbo. Si la deslucida joyita come banco por bajo rendimiento y si el o los velocistas no colman las expectativas, el responsable tendrá que apelar a su instinto de viejo sabueso para sacar adelante la situación con otra partitura y otros ejecutantes. No tiene mucho para elegir, ni en calidad ni en cantidad. De última, si consigue cierto equilibrio, le alcanzará para asegurarse la continuidad en lo personal y otro desabrido puesto en mitad de tabla en lo general. Poco, casi nada.


APOSTILLAS

Piojo resucitado. Comerse un baile bárbaro frente a un equipo casi amateur saca a cualquiera. Para calmar a las fieras apeló a su tan efectivo método rebote, cuanto más bajo cae más alto apunta. Pidió que no se tome a broma pero nadie pudo complacerlo. Hasta en el viejo mundo, unos cuantos todavía se están descostillando de la risa. ¿Sabalé o culé?

A fuego lento. Aunque la dirigencia pretenda ocultarlo, los mismos interesados confirmaron el atraso en el pago de sueldos. El contrato en blanco -una mínima parte del total- se abona en tiempo y forma -ley del don-, pero el suculento negro se patea hasta límites insospechados. Abonar enero con cheques a abril es como mucho. Así no hay bolsillo que aguante.

Escoba nueva. El director de la orquesta pateó el tablero en busca de aires menos desafinados. El dueño del arco, el "crack para la masía" y el "cuatro que puede ser mundial" pasaron a calentar banco hasta nuevo aviso. Si bien los tres entendieron las explicaciones del caso, alguno entendió más que otro. Atenti con los movimientos telúricos.

Catrasca. Menos mal que la muchachada respondió, porque hasta al chupalerche primero le habían entrado las dudas. Las camas no existen, pero que las hay, las hay. Por si las moscas, echó mano a la archiconocida y nunca bien ponderada operación parodística para correr el foco y de paso salvaguardar la imagen de la gestión. Cada vez le sale peor.

martes, febrero 19, 2013

En coma inducido

El equipo no aparece y los protagonistas están en la picota. Algunos sostienen que el entrenador navega en las aguas de la desorientación; convencido de un cambio de esquema durante la pretemporada no tuvo más remedio que dar marcha atrás en medio de la última velada porque el visitante crecía y la atmósfera ya tiraba a caldeada. Otros apuntan a la muchachada; entre desacatos intestinos, bajos rendimientos y desobediencias en cancha, el fútbol lleva las de perder y la afición acusa recibo. Viejos vicios que parecían superados insisten en ponerle un freno al despegue como si un cruel estigma pesara sobre los hombros de quienes hablan más de lo que demuestran.

Estrellitas que vieron frustradas sus transferencias por angurrias dirigenciales, veteranos acorralados por el cepo monetario impuesto a sus contratos, intrascendentes que nunca saldrán de la mediocridad aunque los inflen con comentarios interesados, egos y liderazgos en pugna y atrasos en el pago de mensualidades delinean un panorama poco alentador de cara al futuro inmediato. Los focos de conflicto son varios y aunque parezcan controlables si los resultados comienzan a darse, ante el primer traspié volverán a desestabilizar lo que se creía encauzado. El conductor lo sabe y teme convertirse en el pato de la boda si no encuentra respuesta de parte de sus dirigidos en el corto plazo.

Una vez consumado el empate, el entrenador habló de nervios, falta de ideas e imprecisión, cuestiones que deberían ser ajenas a una estructura que lleva meses conociéndose y que hasta hace poco funcionaba relativamente bien, sin estridencias pero afianzada en un juego definido. Los cambios propuestos apuntaron a mejorar lo establecido con la intención de superar la anterior campaña. No está mal buscar, siempre y cuando los actores pongan todo de su parte y no entren a tallar tramas periféricas. Podrán tomarse decisiones equivocadas pero no está en duda la voluntad de intentar un camino alternativo a la consabida medianía. Para ajustar las clavijas todavía hay tiempo, para liquidar ciertos fantasmas no.


APOSTILLAS

Pecados capitales. Cada vez que el excelentísimo señor presidente infla la cotización de alguna promesa, el purrete en cuestión baja de golpe el rendimiento. Es como si el altísimo le mandara un mensaje al centro mismo de su avaricia y su soberbia. Le pasó antes, le pasa ahora y no aprende. A pedido de los socios, por bocón, debería hacerse cargo de la diferencia.

Mano dura. La primera se la perdonó, la segunda lo mandó al destierro. Se aguantó el gesto que le dedicó el día que de casualidad embocó el arco y con suma diplomacia desestimó, ante la opinión pública, conflicto alguno. En esta oportunidad no la dejó pasar. La falta de respeto conlleva sanción disciplinaria, así que condenado al ostracismo hasta nuevo aviso.

Fuentes fidedignas. La crisis desatada por el descastado no hizo más que blanquear uno de los tantos secretos a voces que el parodismo vernáculo conoce y oculta a sabiendas. Ahora resulta que eran muchos los que sabían que algo groso se venía gestando, pero por el bien de la causa mantuvieron la cuestión en estricta reserva. Extraña forma de entender el oficio.

Fair play. La hipocresía de las prestigiosas plumas que honran con su sapiencia al pasquinejo vernáculo no reconoce límites. Subirle la calificación al delantero goleador por haber simulado la falta que derivó en penal supera la vergüenza ajena. Son los mismos que se rasgan las vestiduras cuando de violencia, dentro y fuera de la cancha, se trata. Puajjj. Puajjj. Puajjj.

jueves, febrero 14, 2013

Pronóstico reservado

Fueron cuatro. Podrían haber sido cinco. Y hasta seis. La presentación en sociedad dejó patitieso hasta al más optimista. Una derrota en la primera fecha, ante uno de los mejores del torneo pasado, figura en los planes de cualquiera; una goleada vergonzosa, no. Para colmo de males, la vapuleada hizo trizas las excusas de ocasión, justamente porque el rival no exhibió ni una sola de las más trilladas. Ni estuvo falto de fútbol, ni lento de reacción, ni duro en el aspecto físico, ni desajustado entre líneas por la presencia de incorporaciones, ni improvisado por contingencias de último momento. Simplemente resultó una máquina demoledora que le pasó el trapo sin demasiado esfuerzo, dejándolo "knock out".

Una vez producida la hecatombe, la afición no dudó en cuestionar con dureza a los catorce hacedores del bochorno por lo que consideró fue un desastre en todo sentido. El entrenador también se llevó una buena parte de las críticas a raíz del planteo pergeñado para la apertura de la competencia. Así fue como aparecieron las dudas acerca de lo realizado durante la pretemporada y el tan mentado trabajo, más allá del fallido cambio de esquema, para ajustar una línea que padeció sobremanera durante el último semestre. Y no sólo el resultado abrió un surco profundo entre las escasas expectativas previas y la realidad; la actitud enardeció a quienes esperaban, por lo menos, algo de dignidad en cancha.

Se esperan cambios que reviertan con urgencia la triste imagen del debut. Después del duro golpe, la paciencia de las gradas acusa una sensación térmica elevada; para bajarla nada mejor que un ajuste que incluya cirugía mayor, aunque ciertos intereses pasen a estado de hibernación a la espera de mejores condiciones climáticas. El técnico sabe que se quedó solo, sin el respaldo de quien le ofreció el conchabo; si la muchachada no acompaña, le será difícil transitar en calma el camino que recién comienza. Y si al desamparo se le suman los rumores de conflictos internos y dificultades económicas, el panorama puede complicarse sobremanera. Los próximos compromisos pondrán a prueba la resistencia de su espalda.


APOSTILLAS

Stravaganza. El runrún que alerta sobre unos cuantos sueldos adeudados suena cada vez con más fuerza. Mientras tanto, el excelentísimo señor presidente anda jactándose de presidir la entidad pionera en el fútbol doméstico que inaugurará el nuevo sistema de ingreso a los estadios. Para desparramar la buena nueva no escatima en megáfonos varios; para aclarar cuestiones institucionales álgidas, no sabe/no contesta.

Calientes. El cuerpo técnico no podía creer lo que sus ojos veían. Por eso, al momento de dar la cara el entrenador fue contundente. "Este no es mi equipo", sentenció balbuceando bajito. Con una extensa perorata intentó explicar las causas de la abultada derrota y se hizo cargo de las responsabilidades que le competen. También preanunció cambios, por lo que se espera guillotina para algunos y champú para otros. Con escoba o escobillón, da igual.

Añoralgias. Cada día que pasa más se extraña al goleador histórico. No sólo en cuestiones relacionadas con su especialidad -el arco rival- y con el arte de manejar puertas adentro el grupo, sino también en las ocasiones adversas. Después de la tercer pepa, nadie tuvo el valor de pedirle en voz baja clemencia al rival de turno. Al actual capitán le faltan horas de vuelo para ser un digno merecedor de la honrosa cinta.

Escandalosos. La banda que anima el espectáculo anduvo haciendo fierros durante la vuelta a casa. Ni bien se supo del incidente, el impresentable vice puso en marcha el operativo retorno. Los socios deberían ser puestos en conocimiento de que con su invalorable aporte mensual colaboran en la contratación de un exclusivo estudio de aves negras encargado de devolver las almas sanas y salvas a su terruño. Que no decaiga la fiesta.

sábado, febrero 09, 2013

Segundos afuera

Una nueva edición de la serie de diecinueve escalones al bronce se pone en marcha sin grandes expectativas. Los conocidos de siempre, con los discursos gastados de siempre, animaron un receso austero de novedades en el plano que le interesa a la afición. Sólo un arribo como para no defraudar al entrenador y a quienes esperan, al borde del paroxismo, un nombre nuevo para llenar los casilleros de la ansiedad. Amistosos insulsos, un técnico asegurando lo obvio, un recién llegado con declaraciones de manual, un primer mandatario hablando del patrimonio de la institución como si fuera propio y el parodismo obsecuente conjugando cada vez mejor el verbo absorber. Todo está como era entonces.

El cimbronazo del verano se dio en la cúpula dirigencial. Tanta tinta desperdiciada, tanta saliva gastada en negar durante todo el año lo que se veía venir desde el inicio. El joven secretario técnico pasó sin pena ni gloria por un puestito "marketinero" que sólo le sirvió para comprobar personalmente cómo se maneja el hampa que vive del fútbol doméstico. A la entidad no le aportó absolutamente nada. Mientras que a la runfla de rastreros a sueldo no le alcanzó ni para ensayar un argumento razonable, con copiar y pegar de la página oficial suficiente. Para glorificar sin sustento, mandados a hacer; para analizar con sentido crítico, cero al as. Propaladores a medida de un público semejante.

A horas del puntapié inicial, no son pocos los que auguran más de lo mismo. Cuestión que al excelentísimo señor presidente le resbala olímpicamente; su preocupación pasa por mantenerse a flote entre los despojos que desprenden sus continuos fracasos en otros niveles. Lo interesante del caso es que fuera del territorio autóctono, y sin la protección de los lambiscones rentados, cada palabra suya resulta un disparador para la mofa fácil, en voz baja o en sonido estereofónico. Cada vez que abre la boca, su mensaje cazabobos se queda sin receptores bien dispuestos. Habrá que ver qué le deparará el destino si la campaña del sabalé no corre a la par de sus ambiciones, ahora que el don le puso fecha al retiro. Todos los pingos ya están en sus gateras.