lunes, julio 29, 2013

Grotesco al cuadrado

Durante uno de los recesos más gélidos de los últimos tiempos, la gestión y su propaladora oficiosa quemaron las naves en un intento por calefaccionar el ambiente con un par de sainetes dignos de quedar en los oscuros anales de la institución. Duchos en el asunto -antecedentes los avalan- , armaron unas historietas de ficción increíbles para desviar la atención de la parcialidad, por un lado agotada de tantos fracasos y por otro en estado de shock por el puñado de incorporaciones que no despertó el interés esperado. Ni siquiera el regreso de un estropeado conocido, que primero provocó hilaridad y después desazón y bronca, consiguió levantar los alicaídos ánimos.

Para entender uno de los guiones habría que repasar la graciosa saga que pretendió imponer el pasquinejo vernáculo para elevar a la categoría de intriga en capítulos la supuesta llegada de un viejo lobo de mar con mucho pasado y poco presente. Resulta que primero vino a llenar la entidad de fútbol, después se hizo un paseíto por las instalaciones, más tarde se tomó el buque para consultar a la almohada y al final se acordó de que tenía otros compromisos. Eso sí, antes del adiós definitivo tiró unos elogios de ocasión parecidos a los espejitos de colores con que los dominadores solían contentar a los dominados. Al parodismo rastrero no se le da ni una. Esfuerzo al divino petardo.

El otro todavía puede tener consecuencias inesperadas. La animosidad con que se trató el tema del goleador sin opción resultó lamentable. No sólo por la inescrupulosa jugada que se mandó el excelentísimo señor presidente para poner a buen resguardo su osamenta y complicarle la vida al delantero, sino por la obscena connivencia de los serviles todo terreno que ofrecieron sus dotes para denostar al jugador desde los medios en los que hacen pie. Curiosamente regurgitaron todo lo que se callaron cuando la víctima en cuestión llegó a engrosar las filas rojinegras hace exactamente un año. La novedad de último momento es que la razón por la cual se distrajo la atención de la justicia parece haberse esfumado como la dignidad de unos cuantos.