domingo, mayo 30, 2010

Verso bicentenario


Mientras el primer mandatario se pavonea como fiel miembro de la corte celestial que preside el don mayor, despidiendo a los valores rojinegros que partieron en busca de la gloria –que acá no encontraron– del otro lado del océano, va cayendo gente al baile. Ya llegaron tres en una escala, podría decirse, ascendente, pero todos muy lejos de los rutilantes nombres que la caterva de obsecuentes oficiosos lanzó al aire en medio de la debacle de cierre de torneo para aplacar los ánimos de una afición desilusionada. Una infantil estrategia a la que es muy afecta la falsa pertenencia, pero que no alcanza para borrar tan rápidamente las ligeras promesas de laureles propaladas por el mayorista de humaredas, experto en vender lo inalcanzable.

Al parecer, los primeros son sólo una muestra. Según dejaron entrever los lacayos de la dirigencia, las incorporaciones completarían el cupo permitido. O sea, siguen borrando con el codo lo que escriben con la mano. Por un lado, la continuidad, tan favorable debido al conocimiento que el dt tiene del plantel. Sin embargo, siete elementos nuevos, implica, casi casi, empezar de cero. Por otro, la prioridad para los chicos de inferiores. El entrenador afirmó, con sumo convencimiento, que para la próxima temporada quería que “cuatro o cinco” juveniles formaran parte del equipo titular. Si se suman los “refuerzos de calidad” con los veteranos que tienen comprado el puesto ¿qué lugar le queda al piberío expectante?

Así las cosas, la fiestita patrocinada por quien intentará sobrevivir en una cultura extraña, les dará el changüí suficiente para armar un plantel con aroma a césped recién regado, pero no evitará que los resultados condicionen el futuro del cuerpo técnico y de la dirigencia, con vistas a las elecciones de diciembre venidero. Comenzar bien y terminar mal sería más de lo mismo: fracaso. Un traspié inicial podría desembocar en la debacle total. ¿Habrá plan b? El “biondo gnocchi”, públicamente, ya dio por sentada su perpetuidad. En su nutrida agenda no figura, ni remotamente, la posibilidad de una nueva frustración deportiva. En el peor de los casos, confía en que el cemento equilibrará la balanza. ¿La masa societaria pensará lo mismo?

domingo, mayo 23, 2010

El pueblo quiere saber


Pero en lo que respecta a la venta de la joyita que no surgió de las canteras rojinegras, se va a quedar con las ganas. La única certeza sobre lo acontecido es que de la negociación no participó ningún dirigente de Colón, todo fue manejado por el representante del entrenador, en calidad de ídem del juvenil talento, a quien le fue otorgado un poder a tal efecto. Tampoco faltaron, como en toda operación poco clara, las contradicciones. Es que inflar los números para elevar más allá de la estratosfera los logros de la falsa pertenencia puede ocasionar consecuencias nefastas. Los montos publicados suelen servir de prueba para cualquier interesado en reclamar porcentajes, comisiones, obligaciones fiscales y demás yerbas.

Por eso, en cuestión de horas, la cifra bajó estrepitosamente. Por eso, lo que en un primer momento fue “ocho millones de euros” –gracias al denodado papel de felpudo oficial que despliega el chupalerche primero en cada medio donde se mueve–, pasó a ser cuatro palos verdes en cuotas más tres en nombre de un extraño e inexplicable convenio. Ni siquiera una idea original, sino un desprendimiento de extraordinaria ingeniería elucubrada por la prodigiosa mente de un ex vice al que sólo le faltó dormir con el primer mandatario. Así las cosas, se le birlarán unos cuantos miles de dólares al club formador y se evadirán compromisos en similar proporción. En cuanto al pibe, su carrera se encamina hacia la incertidumbre.

Lo que sí pudo corroborar el pueblo sabalero es la ligazón que existe entre la dirigencia y la barra brava. A través de un inverosímil descargo, el impresentable vice no hizo más que dejar en evidencia su accionar al frente de la relación más oprobiosa del mundillo futbolístico. Los pueriles argumentos con los que intentó despegarse de un informe lapidario, sólo sirvieron para certificar lo que es un secreto a voces en SF. Como prueba fehaciente de la connivencia, no sólo el moderno servicio corporativo de comunicación utilizado por el escrachado en tv –para colmo de males «apurando» al facilitador–, sino el silencio de los obsecuentes, por un lado, y el de los pusilánimes, por otro, quienes obviaron el tema sin inmutarse. Para el futuro: memoria.

martes, mayo 18, 2010

Laberinto sin salida

El mejor estadio del país, el mejor predio del país, el mejor técnico del país, el mejor hotel del país, y uno de los peores equipos del torneo. Ese es el Colón de la falsa pertenencia. El que muchos compran. Mientras otros tantos son comprados. Habrá que ver cuanto tiempo más resiste, sin hacerse añicos, la cáscara con que la dirigencia cubrió la nada futbolística que es este sabalé, modelo veinte diez; pues no hay alquimia capaz de evitar, después de tan oprobioso final, el condicionamiento de cara al inicio del próximo camino. Para el cuerpo técnico, un mal comienzo puede ser el colofón de un romance, hoy, atado con alambres. Para la comisión, un mal comienzo puede ser el principio del fin de sus aspiraciones futuras.

Por lo pronto, y en concordancia con el discurso del primer mandatario, este cierre también posicionó a la institución en lo más alto, pero de la vergüenza nacional. Como la vapuleada que le propinó a la sangre y luto el aspirante al título resultó insuficiente para poner en boca de todos el nombre de la entidad; a la noche, el impresentable vice y sus secuaces pagos, coparon la pantalla de un canal de aire porteño con llegada al interior para dejar en claro la estrecha relación que une a esta directiva con la barra brava. Los mismos buenos muchachos que propiciaron la reelección del “biondo gnocchi” gracias a los carnets con cuota al día repartidos y mantenidos por una gestión que pretende perpetuarse ad infinitum.

Con el extenso receso que se avecina, habrá tiempo suficiente para repensar varias cuestiones, siempre y cuando haya disposición para el cambio, algo difícil teniendo en cuenta cómo se han manejado las dos partes que pergeñaron este proyecto de la continuidad. Por el lado de las máximas autoridades, está comprobado que estos arribistas –no colonistas– van en busca de intereses personales, sin el más mínimo escrúpulo, en detrimento del tema que mantiene en vilo a la afición cada temporada. Por el lado del cuerpo técnico, quedó claro que acabó intoxicado por su propio humo, que los errores superaron los aciertos y que hace falta mucho más que inyección anímica para alcanzar objetivos. El tiempo tendrá la última palabra.


APOSTILLAS

Colorado el siete. “Suerte con las incorporaciones”, respondió el excelentísimo señor presidente cuando lo consultaron acerca de qué tuvieron aquéllos que pelearon el título que no tuvo Colón. Para la próxima temporada le pedirá al casino una ruleta prestada, reemplazará los números con treinta y siete nombres y tirará la bolilla. El dt abrirá el juego. ¡No va más!

Papel de calcar. “Somos transparentes”, repite a cuanto micrófono se le acerca el impresentable vice. Semejante nivel de recurrencia en el concepto indica exactamente todo lo contrario. Y nada mejor que un documento emitido por un canal porteño, hacia todo el país, para dejar al descubierto los manejos de este personaje nefasto que la va de cristalino.

Nada de mortadela. “El que venga tiene que saber que vamos a pelear el campeonato”, advirtió el goleador histórico. Otro que no aprende a cerrar la bocota. Todavía no salió de un fracaso y ya pretende levantar las banderas que arrió en este torneo antes de tiempo. Además, exigió, cual clon del entrenador, “refuerzos de jerarquía”. Se espera que tire nombres.


La Destacada:
La fiestita de tus sueños. El dúo más mentado de chuparlerches asoleados disfrutó a más no poder de la presentación del proyecto “mejor hotel del país”. Tanto entusiasmo les hizo perder, por momentos, la compostura. Entre risas cómplices y serviles halagos, estos lacayos de la falsa pertenencia disfrutaron del acontecimiento como si fuera propio. El toque patético llegó a la hora de la entrevista exclusiva con el «biondo gnocchi», quien desplegó todos sus conocimientos y le dio «cátedra de fútbol» al jefe de deportes del pasquinejo vernáculo. Tan anonadado quedó el preguntador oficial que hasta letra le tiraba al sabiondo. En pago por tamaña devoción merecen una suite privada de por vida en el emprendimiento que ya envidian hasta los campeones europeos. “Contexto internacional”… ¡allá vamos!

miércoles, mayo 12, 2010

Guiñapos en la oscuridad

Al final de un nuevo bochorno, el entrenador y el goleador histórico sentaron posición. “Me voy enojado, no sé qué pasó”, dijo quien armó el circo. Seguidamente, llovieron las excusas. Que uno jugó lesionado, que otro jugó con un problema estomacal. Después, fue el momento del verso para la tribuna. Que faltó inteligencia para manejar la pelota. Que las tres pepas llegaron por errores propios. Todo sonó a descargo, como si él hubiese sido un mero espectador sin ingerencia en la puesta de la obra. Los malos resultados, al parecer, le provocan amnesia. Olvida que este grupo lo armó él, incorporaciones incluidas, y que juega a su imagen y semejanza. “Voy a tomar decisiones”, lo afirmó, se retractó, lo volvió a afirmar.

Enfocado en la misma línea, habló el veterano referente, un sujeto al que le cuesta incluirse cuando analiza el predicado de actuaciones para el olvido. “Algunos no saben aprovechar las oportunidades”, disparó, con mira telescópica, hacia determinados compañeros de lucha. No se puede negar que él, considerando sus limitaciones, intentó cumplir con su parte. Simuló una falta para ganar un tiro libre que murió sin pena ni gloria. Más no pudo, sus laderos ni siquiera le mandaron una bocha al área como para fabricar un penal y cambiar el destino de un final anunciado. El “jugamos mal”, sonó como a “qué más me pueden pedir a mí”. Interiormente, sabe que también tiró la toalla antes de tiempo. Desear una yapa es demasiado.

Así las cosas, la última ficha que queda por jugar, puede intuirse perdida con lastimosa anticipación. Fin de torneo. Fracaso sin atenuantes. Para lo que viene ya está marcada la cancha. “Tengo en claro lo que pasó, lo que necesito, lo que es el club y lo que vamos a hacer”, remató el dt. Sentencia repetida. Por otro lado, si el quid de la cuestión pasa por haberse reforzado “con muchos jugadores del ascenso” y por tener “cinco o seis titulares que están arriba de los treinta años”, pues no cabe duda de quién es el responsable. La dirigencia, dada su manifiesta ignorancia en materia futbolística queda liberada, en cierta medida, de culpa y cargo. Quien hizo y deshizo hasta ahora, tendrá la posibilidad de hacerlo nuevamente.


APOSTILLAS

Línea caliente. El “biondo gnocchi” no estuvo presente pero le dejó sus impresiones, en una charla íntima y privada, al chupalerche primero, quien intentó consolarlo explicándole que el primer tiempo había sido muy bueno. No funcionó. El excelentísimo señor presidente arremetió contra los protagonistas como en anterior goleada. ¡Menos mal que no salió al aire!

Rompiendo códigos. Enfrascado en buscar chivos expiatorios para encubrir su propio fracaso, el entrenador señaló al hoy tercer arquero de la celeste y blanca con un dedo injustamente acusador. Suscribir que en esta última etapa el guardameta tubo la cabeza puesta en otro lado es menospreciar el profesionalismo del único jugador que nunca lo defraudó. ¡Ciérrate sésamo!

Por los servicios prestados. Según dejó correr la dirigencia en boca de sus obsecuentes voceros, la joya que no salió de las inferiores del club sino que llegó formada, tiene muchas posibilidades de ser premiada con un pasaje de ida a las estepas ucranianas. Por un puñado de billetes frescos, la falsa pertenencia le vende el alma al diablo. ¡La familia del pibe… chocha!


La Destacada
Escalera al subsuelo. El triste papel que representa el chupalerche primero cuando defiende las megaconstrucciones ideadas por el ingenio y la creatividad del primer mandatario para tapar los fracasos deportivos, no hace más que confirmar su cada vez más profundo hundimiento en el fango de la desvergüenza. En lugar de torturar a lectores, oyentes y telespectadores ejerciendo un oficio que le queda grande debería sincerarse y, sin remordimientos, pasar a formar parte de la comisión directiva de la falsa pertenencia. Desde ese lugar, y junto al impresentable vice, tendría más llegada a los cerebros que pretende lobotomizar con su elemental prédica. De paso dejaría de quedar en ridículo cuando la dupla que conduce los mediodías asoleados le hace pisar el palito. ¡Qué dolor!

domingo, mayo 09, 2010

No habrá ninguno igual


La buena estrella que, desde sus más humildes inicios, guía a la gloriosa entidad rojinegra quiso que estos ciento cinco años de vida lo encontraran a él, como único protagonista, eclipsando los festejos. El, quien con su “ingenio y creatividad” transformó a un insignificante club del interior en uno de los mejores del país. El, quien con su innovadora impronta revolucionó el fútbol amateur, potenciándolo como nunca nadie lo hizo. El, quien con su extraordinaria visión de futuro, hará del estadio “uno de los más lindos del mundo”. El, quien con su incomparable capacidad para los negocios, incrementó el patrimonio societario y desarrollará, en lo inmediato, “un emprendimiento único” sobre la faz de la tierra.

Si respecto de lo futbolístico el negro sigue en deuda con su afición, en lo institucional no hay quien pueda comparársele. Ni siquiera los grandes. Sólo Colón, y porque él lo hizo posible. No cualquiera puede mostrar una política absolutamente transparente de cara al socio. No cualquiera puede llevar adelante una administración tan ordenada. No cualquiera puede afirmar que en su territorio de influencia no hay barras bravas. No cualquiera puede jactarse de ser hombre de consulta del pope afista. No cualquiera puede sentirse un prócer por llevar el fútbol gratis a todos los rincones de la república. No cualquiera puede hacer gala de la amplitud democrática con que cobija a todos los sectores de la gran familia sabalera.

Con semejante lumbrera calentando el sillón presidencial, los logros deportivos –como dijo su vástago predilecto– vendrán por “decantación”. Ahora o dentro de ciento cinco años más. Por lo pronto, quienes pagan su cuota todos los meses con devoción casi religiosa, saben que él no los defraudará. Que no gastará más de lo que entra. Que no invertirá en iniciativas de dudoso resultado. Que no rifará el capital juvenil. Que no arriesgará el prestigio ganado, durante poco más de un siglo, en favor de oscuros intereses. Que no interpondrá aspiraciones personales a las del conjunto de la masa sangre y luto. Que seguirá dejando jirones de vida por los colores de su infinita pasión. Saben que él no los decepcionará porque cada día canta mejor.

lunes, mayo 03, 2010

Tarde de perros

Las tan mentadas aspiraciones del primer equipo se redujeron al impulso que tomó la afición presente en el Brigadier para silbarlo una vez sellados los noventa minutos de juego. El híbrido que el entrenador puso en cancha no dio para otra cosa. Reprobación y más reprobación. Tanto así, que quien no pudo alcanzar la gloria ni siquiera tuvo cara para enfrentar los amigables micrófonos que gusta empalagar cuando el resultado le es favorable. Otra oportunidad, servida en bandeja –por el rival y por los resultados que supieron conseguir los otros dos candidatos a ocupar un lugar en la copa–, que el negro deja pasar sin inmutarse, como si diera lo mismo alcanzar o no el objetivo, como si la cabeza estuviera ya en otra cosa.

La actuación de ayer pareció decirle adiós al compromiso por la meta; incluso pudo percibirse un tufillo a resignación respecto de los partidos que restan. Tal vez semejante estado sea consecuencia del efecto sopor, la residual secuela que sobreviene después de haber inhalado tanto gas tóxico proveniente de los cráneos conductores. Entre los delirios de grandeza del “biondo gnocchi” y el verso permanente del entrenador, no hay humanidad centrada que aguante. Al final, ni los pibes –aquéllos que tuvieron una fugaz oportunidad–, pueden sentirse satisfechos. El manoseo, disfrazado de “convencimiento con el proyecto”, tarde o temprano queda en evidencia. A esta altura, la chiquilinada ya sabe quién queda y quién se va.

Lo que esta dirigencia parece ignorar, a pesar de la experiencia que carga sobre sus hombros, es que el éxito de la continuidad no está asegurado, mucho menos cuando los involucrados esconden intereses personales muy alejados del exclusivo beneficio a la institución. Los modelos fructíferos y perdurables en el tiempo, han tenido dirigencias serias y austeras y cuerpos técnicos sensatos y consecuentes con una idea. Dos premisas fundamentales que en Colón nunca se tuvieron en cuenta. Ahora, lo importante es aguantar hasta diciembre y con el entrenador como bandera, siempre y cuando cuatro derrotas consecutivas no echen a perder el plan maestro de la re-re. La otra cara de la moneda no figura en la agenda. Demasiado riesgo.


APOSTILLAS

Oscuro, oscurísimo. El parodismo doméstico no se cansa de repetir que “hay necesidad de vender para incorporar”. Nada más alejado de la realidad. Las faraónicas obras que se están llevando a cabo, más las previstas para el futuro inmediato, gracias al incomparable ingenio del excelentísimo señor presidente no hablan de falta de fondos. La maledicencia no para.

De selección. La cantidad de nombres rutilantes que echó a correr la dirigencia para mantener ocupada a la gilada, y hacerla olvidar rápidamente de este fracaso, ha superado todos los intentos anteriores. El dt pide, el primer mandatario toma nota y los obsecuentes difunden. Si el “salto de calidad” sigue en el freezer, no habrá humo que consiga tapar otra frustración.

En el blanco. Pasado el torneo, quedó en evidencia que desbocado presidente de entidad asentada más allá de la autopista cantó la justa cuando aclaró los motivos por los cuales el albino se negó a arreglar con el club de sus desvelos. Al parecer, los problemas físicos que le impidieron jugar por amor a la camiseta, todavía lo aquejan. Mientras, el rojinegro lo padece.


La Destacada:

Camino al confesionario. La mentira del excelentísimo señor presidente acerca de no haber hablado de incorporaciones con el dt quedó al descubierto al conocerse los nombres que los medios vernáculos hicieron circular durante la semana. En ese sentido, lo más patético fue la explicación del empleado del club, encargado de contenidos de la web oficial, quien en su triste papel de parodista a sueldo de la falsa pertenencia –por algo nunca pasa de vestuarista en un medio privado–, quedó en ridículo frente a la dupla conductora de los mediodías asoleados. Ante la desorientación de sus interlocutores debido al cambio de estrategia dirigencial, se escudó en el “secreto de las fuentes” para zafar de inquietante requisitoria. ¡Como si nadie supiera que el oficialismo le paga para que haga de megáfono replicante!