El pasquinejo vernáculo reproduce las tan esperadas declaraciones del excelentísimo señor presidente respecto del aciago momento que afronta el primer equipo; aunque, como "tratándose de él, sobran las introducciones", no se sabe ni dónde ni cuándo las hizo. Lo cierto es que a través de un medio adicto, restablece la comunicación con socios y simpatizantes -interrumpida hace tiempo debido a sus múltiples actividades- para llevar tranquilidad, con la sapienza que lo caracteriza y que ha marcado una huella a nivel nacional y, por qué no, internacional. Habló de todo y de todos, no esquivó las preguntas más incisivas (¿?) y siempre mantuvo la calma y la coherencia, tal y como le pide a la masa colonista para afrontar esta pasajera circunstancia.Acerca de uno de los mejores técnicos del país -otro fue el ex y seguro los próximos que vengan de su mano-, dejó en claro que quiere que le vaya bien y que como no es ningún ingrato, jamás salió a buscarle reemplazante; sin embargo, un párrafo más adelante afirmó que de todas maneras estaba preparado, por si las moscas, para encarar la pesquiza. También halagó al plantel -"uno de los mejores del fútbol argentino", como no podía ser de otra manera-, le echó la culpa de las derrotas a unas "graves desconcentraciones", imaginó que si no se hubieran perdido puntos el sabalé estaría en la cima, emuló a un programejo del monopolio y relató un ping-pong del último encuentro y confió en la remontada. Como son conocidos sus vaticinos, habrá que creer o reventar.
Recuadro aparte, desmitificó una creencia instalada en la cordial, poniendo las manos en el fuego por los jugadores, al asegurar que la muchachada no anda de joda porque él le puso los puntos de entrada. No cabe duda de que las caripelas con las que muchos se cruzan por las noches en los boliches top no corresponden a sus respectivos dueños. Por último, le dedicó unas palabras a las incorporaciones. Al único que rinde lo trajo él, a los demás los trajeron entre todos. Justificó el presente de los tres fiascos y aseguró que hay que verlos como proyecciones "de acá a una o dos temporadas". Probablemente haya olvidado que el cinco vino a préstamo por seis meses, que el defensor ídem, que el delantero ídem y que el nunca visto por un año. El futuro es hoy.
Curiosidades del mundo sabalé. La derrota no alteró los ánimos de nadie. Una imagen valió más que mil palabras. Al término del encuentro, un puñado de testigos presenció la amena charla que, durante unos cuantos minutos, mantuvo el excelentísimo señor presidente con el entrenador visitante y, en contrapartida, el frío saludo que intercambió con quien dijo sentirse "dolido y preocupado" después de una nueva derrota en condición de local. El desinterés de la dirigencia por el momento futbolístico del equipo corre paralelo a su desconocimiento en la materia. Como, por ahora, no hay nada en serio riesgo, este ciclo puede prolongarse, cual goteo intermitente, hasta la finalización del torneo. La paciencia de la afición no está en discusión.



Ante la llegada de un grande inmerso en una realidad complicada, el sabalé no la tiene tan fácil como se esperaba. Más allá del último triunfo, que calmó las aguas turbulentas que casi tapan al cuerpo técnico, los inconvenientes siguen acechando a las expectativas resurgidas. En lo que va del torneo, la defensa ha demostrado ser el punto más débil de este modelo veinte once; y el domingo, deberá exhibir lo que hasta ahora no pudo con un debutante falto de fútbol. Menudo problema. Si la actuación de la desconocida cara resulta deficiente, no sólo se verá una nueva hecatombe de local, también quedará en evidencia otro fracaso en cuestión de incorporaciones.
Una rápida y fría mirada podría reducir el análisis a un puñado de preguntas y respuestas. ¿Tan mal jugaba 


Todos buscan un culpable. La culpa es de los jugadores. ¿Y quién elige a los jugadores? La culpa es del técnico. ¿Y quién elige al técnico? La culpa es de los dirigentes. ¿Y quién elige a los dirigentes? La raíz de todos los males es fácilmente identificable. Antes y ahora. Si bien los reclamos y las broncas pertenecen al terreno de la lógica, algunos deberían intentar el ejercicio del mea culpa, aunque más no sea de cara al futuro. ¿Existe alguna forma de revertir la circunstancia? Como está planteada la realidad, no parece haber lugar para el milagro. ¿La solución pasa por cambiar la cabeza? Otro nombre sólo tendría asegurado el veranito de lo nuevo. La historia reciente cuenta que la mediocridad es un imán ineludible.

Después de una semana convulsionada, la afición quedó perpleja. Todavía no entiende si el partido lo ganó 


La bazofia que escribió el chupalerche primero en el pasquinejo vernáculo acerca del "polvorín de las ocho horas" es un claro ejemplo de lo que la dirigencia piensa de los socios y la afición en general. Un texto de preescolar para criaturas de preescolar. La subestimación de unos hacia otros es tal, que la transmisión del mensaje no requiere, ni siquiera, de un mediocre vehículo comunicador. Con la perorata obvia, absolutamente superficial, sin el más mínimo valor en cuanto a riqueza informativa, le basta y sobra a quienes consideran que con una puesta en escena de pacotilla pueden bajar la temperatura en medio de una atmósfera caldeada.