
Luego de presenciar el horrendo espectáculo que la muchachada brindó contra un rival descendido, el entrenador habrá apreciado la diferencia que existe entre el ser y el querer ser. Desde que llegó a SF, el técnico no dejó de resaltar la suficiencia de sus dirigidos y la predisposición de todos para revertir la situación. Un libreto al que se apegaron a rajatabla quienes ya dejaron su impronta en el plantel. Ahora bien, una cosa es el material con el que está formado este equipo y otra muy distinta lo que él pretende que sea el funcionamiento general. Sin dudas, su llegada, como toda novedad, trajo un aire fresco que pareció disipar las dudas pero, pasada la euforia inicial, las cosas volvieron a ser como eran entonces.
El aficionado, que además de sentir pasión por los colores sabe hacer uso de la capacidad de discernimiento, entiende que cada vez que la pelota se ubica en el centro del campo de juego, y un sopleteo hace sonar el silbato inicial, comienza una nueva historia. Que no valen los pergaminos, los rivales chicos ni los grandes, que sólo marca diferencia la actitud y aptitud que cada equipo despliega en la cancha durante los noventa minutos de juego. Puede haber, sí, alguna tendencia, pero cada encuentro es un acontecimiento diferente, como un volver a empezar casi sin pasado, sin referencias. Y Colón demostró con qué facilidad, lo que parecía ser un trámite –a decir de muchos– trastocó en decepción, como si no hubiera habido un ayer.
El conjunto rojinegro es lo que es y está comprobado que se le hace difícil ser otra cosa. Puede intentarlo, puede hacer esfuerzos, pero la realidad es una sola. Esta vez, como antes, fue imposible remontar un resultado adverso. Corregir ese defecto, a esta altura, parece una cuestión de diván. Y en este punto es donde hay que traer nuevamente a la memoria los temas que han estigmatizado a la institución desde un buen tiempo a esta parte. Con jugadores que sientan la camiseta, jugadores formados en y por la entidad, jugadores enraizados en esta tierra ¿se habría perdido en Bahía? Con jugadores identificados con lo que significa el club para sí mismos y la gente ¿se habría perdido en Bahía? Quizás en las respuestas a estas preguntas esté la diferencia entre el ser y el querer ser.
APOSTILLAS



