lunes, diciembre 11, 2006

Triste, solitario y final


Colón terminó el torneo como lo empezó: perdiendo. Podría decirse que fue injusto –como sostuvo JCF– si se analiza sólo el primer tiempo; en el segundo, la balanza de la señora de ojos vendados se inclinó hacia el otro lado y a otra cosa mariposa. A pesar de haberse aplicado nuevamente una fórmula agresiva en los minutos iniciales, la falta de contundencia resultó más mortífera que un disparo en el pecho. No se pueden errar tantas oportunidades de gol en el comienzo porque, teniendo en cuenta el rendimiento de este equipo, lo que no entra en el arco contrario en la primera etapa se paga en el propio durante la segunda. Si las fuerzas físicas, el empuje anímico y la capacidad ofensiva del principio se despilfarran cual humo al viento, el final siempre será previsible.

El argumento de la falta de suerte también se percibe endeble. Es fácilmente demostrable que este bochorno futbolístico no es obra y gracia del azar sino más bien de la ineptitud, de la improvisación, de la ignorancia. Todas y cada una de las trastadas que se han cometido en los últimos tiempos encuentran su explicación en hechos concretos, tanta como la inequívoca relación causa-efecto puede brindar en cualquier tiempo y lugar. Lo real, lo contundente es que la caja de Pandora no se abrió sola; los responsables de levantar la tapita y permitir que los males se expandieran sobre la entidad del barrio Centenario tienen nombre y apellido. Por suerte, según la mitología griega, en el fondo todavía queda la esperanza.

Finalizado el Apertura 06 ¿qué le queda a la sufrida afición sabalera? Apelar a la resignación, no sirve. Olvidar rápidamente este campeonato para pensar en el que viene con optimismo, tampoco. De las malas experiencias se debe aprender para no repetir desaciertos variopintos, de lo contrario se corre el riesgo de continuar en caída libre con las consecuencias por todos conocidas. Esta campaña desastrosa tiene que quedar grabada en la memoria rojinegra para, en el futuro, darle la espalda a la mediocridad tomando la decisión correcta. Una vez entendido el por qué del fracaso, entonces sí, aguardar con confianza el año próximo para estar al lado del sabalé alentando como nunca, como siempre.

Triste final, se bajó el telón de un nuevo torneo con una nueva decepción para los colonistas. A diferencia de las anteriores, ésta es más profunda porque los fríos números ahora son casi condenatorios. Queda recomponer el plantel para enfrentar la dura prueba de sumar en cantidad. Lo positivo: JCF confirmó su continuidad. La incertidumbre: el plantel que arrancará el próximo Clausura. Habrá que confiar en que esta vez los refuerzos serán los indicados, si los deseos del técnico son respetados. Habrá que esperar que no surjan sorpresas desagradables a último momento. Porque si bien la capacidad de asombro nunca se agota, la paciencia sí.


APOSTILLAS
Dijo Barrado: “Este año no estamos de liga”. Los jugadores no, pero los simpatizantes vienen ligando una carrada de vapuleadas gracias a refuerzos como el 8. ¡Andá!

Dijo Enría: “Ellos la embocaron y nosotros no”. ¿Y si en los entrenamientos practican tiro al arco? Como para volver a tomar confianza y ahorrarse el discurso simplista. ¡Shot!

Dijo JCF: “Cuando nos golpean nos cuesta revertirlo”. Se aconseja consultar con la afición sabalera, experta en aguantar cachetazos y seguir poniendo la otra mejilla para soportar los que vengan. ¡Hauch!

Otro que recibió bofetón. “¿Te quedás Julio?”, preguntó. “Es una boludez lo que me estás preguntando”. JCF no dudó en zarandear a cronista desubicado. ¡Y pensar que tuvo la primicia!

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