domingo, octubre 15, 2006

Misión cumplida


Había que ganar y se ganó. Había que ser contundente y se fue. ¿Qué más se puede pedir? ¿Jugar bien? Pues para eso habrá que se seguir esperando. Lo importante –el triunfo– llegó y es digno de festejo. Con sólo chispazos de la dupla Grisales-Hernández, alcanzó y sobró. Más el oportuno aporte de Ramírez, quien, haciendo gala de una virtud más esperada que demostrada, cerró con broche de oro los exquisitos pases-gol del jugador más inteligente de la cancha: Germán Rivarola.

En un partido donde los nervios traicionaron al mediocampo rojinegro y las imprecisiones superaron a las ideas, Colón de Santa Fe sacó adelante un lance trascendental. Y aunque la claridad del resultado no tuvo su correspondencia en el juego desplegado en la cancha, para el caso, es sólo un detalle; en la arena de las penurias recurrentes el sabalé necesitaba ajustar el disparo final y ayer lo consiguió. Habrá que seguir aceitando los engranajes que aún no funcionan en total armonía, pero ahora con tiempo y mayor tranquilidad. Por el momento, es auspicioso ir alcanzando objetivos para serenar ánimos y zarandear espíritus dormidos; demostrar que el trabajo concienzudo conduce al final deseado incentiva para seguir adelante a pesar de los infortunios siempre pasajeros.

En líneas generales, el equipo respondió; con Tombolini seguro –una sola falla, el gol del rival–; con una defensa todavía floja –la continuidad puede ir delineando actuaciones más sólidas (excluyendo a Juan Fernández, quien padece amnesia futbolística en estado terminal)–; con un mediocampo que abusó del toque y del juego por derecha, desperdiciando siempre a un Pirulo solitario que, cuando entró en juego, demostró con criterio y capacidad su bien ganada jerarquía; con un enganche que alternó buenas y malas; y con un punta que hizo su trabajo con las neuronas puestas en la red, como debe ser. Todo puede mejorar, lo destacable es que los tres puntos tenían que quedar en casa y se cumplió.

Si lo sucedido ayer en el Brigadier fue la concreción de lo tan ansiado, da para ilusionarse sin perder la cautela. “Estamos por el buen camino”, dijo JCF. Una minúscula sentencia con un significado inmenso. Falta mucho, pero no se ha errado en el sentido de la búsqueda. El triple grito de gol que resonó por media SF no dejó margen para la duda. Prueba superada. El negro va por más.


APOSTILLAS
Al fin un tiro para la justicia. A los 34 minutos del primer tiempo llegó la noticia más esperada por todos los simpatizantes sabaleros. ¡Quinta amarilla para Juan Fernández! ¡Hiupiiiiii!

La felicidad completa, en este mundo, no existe. Los Reusch de Tombolini fueron los únicos culpables del gol visitante. Las manos del arquero, nada que ver.

Los jugadores hacen su gasto dentro del verde césped y el entrenador lo hace afuera. Gritos, gestos, reclamos, reprimendas, todo vale para sacudir a los descarriados. Trabajo insalubre, que le dicen.

Merecidos los aplausos para Giovanni. Por actitud, por ganas, por compromiso. Retomar el romance con la afición sangre y luto era una deuda pendiente. Saldada.

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