Ya nadie habla de objetivos. Muy por el contrario, el jueves, el entrenador pidió “actitud” y “compromiso”, convencido de que si tales condiciones aparecen en la cancha “por más que el resultado no sea bueno los hinchas se van a ir conformes”. Aunque su ajado discurso ya no mueva montañas, sabe que tiene la vaca atada. Mientras, la dirigencia comienza a hacer números. Por ahora, con la promoción guardada en el baúl de los recuerdos; pero calculando cuántos puntos pueden quedar en el camino sin necesidad de decretar el fin del ciclo. Aguantar es la premisa. Al parecer, ninguna de las partes está dispuesta a dar el primer paso. Negocios, interés, agradecimiento, reciprocidad, el nudo que los une tiene muchas vueltas.Unos especulan con que el otro tiene espalda. El otro entiende que en varios aspectos dependen de él. Hacia fuera, la imagen de la excelente relación, el fundamento del “proyecto” y las bendiciones de la continuidad, no pueden quebrarse de un día para otro. La palabra “fracaso”, que tanto desestiman pronunciar en el seno de la comisión, volvería a ocupar un sitio de privilegio y ninguna de las dos partes querrá hacerse cargo de tamaño bochorno anticipado. Esperan arañar algunos empates y tal vez un par de victorias que sostengan hasta diciembre la parodia de la falsa pertenencia; total, a la hora señalada, ya tienen previsto apelar, como música de organito, a lo que fue, lo que pudo ser, lo que vendrá y demás yerbas por el estilo.
Así las cosas, se espera que intenten apaciguar los ánimos de los desilusionados colonistas mostrando el avance de las obras y más movimiento en inferiores, tal y como, previsiblemente, hicieron la semana pasada, tanto en la web oficial como en el pasquinejo vernáculo; a la vez que los chupalerches a sueldo de la emisora asoleada insistirán con el evento del próximo año, bregando por la instalación de un “cartel” que los eleve a la categoría de opinólogos influyentes ante los funcionarios de turno. Lo cierto es que tanta grandeza expuesta a cuatro manos ha dejado la agenda de anuncios vacía de contenido; levantar la pesada carga de la frustración con nimiedades es una labor condenada a la indiferencia de la afición.
APOSTILLAS
Cráneo al cuadrado. El excelentísimo señor presidente no quiere saber nada de plan b. Por lo pronto, la idea primigenia es aplacar los comentarios críticos del parodismo doméstico. Para eso nada mejor que armar partidos de camaradería entre el cuerpo técnico y los representantes más conspicuos de cada medio. Salvaguardar la figura del entrenador es la consigna.
Por la vuelta. La agrupación que encabeza confirmó que se presentará a la contienda electoral pero sin candidato definido aún. El, por su parte, de la mano de un amigo de peso, apareció por la pantalla de un canal de cable intentando purificar su imagen, salpicada por estos días a raíz de una cuestión profesional. ¿Se animará a remarla nuevamente o arriará el pabellón?
Destape premeditado. Las huestes del maestro se animaron a blanquear al aire la posición que ocupa el representante del técnico en la estructura de la falsa pertenencia. Cerró personalmente el pase de FB, sus oficinas en Puerto Madero son la base de operaciones del primer mandatario en Baires y captura pibes de inferiores para incrementar su rebaño, entre otras pequeñeces.
Avance indiscriminado. Un espacio que se jacta de ser crítico no puede permitirle a un esbirro de la dirigencia ocupar interminables minutos de aire para justificar dichos del técnico haciendo las veces de intérprete semántico. Al agente de propaganda lercherista habría que conminarlo a pasar el informe diario y gracias, de nada. Su participación no le aporta nada al oyente.
Al principio fue uno de tres. Seguidamente, uno de seis. Hoy, dos de nueve. La progresión, finalizada la tercera vuelta, pone los pelos de punta, considerando las aspiraciones previas. El tiempo que pidió el entrenador se agota y el funcionamiento no aparece. Ni siquiera puede vislumbrarse una tenue luz al final del túnel. Y si bien es cierto que las costosas estrellas llegadas para engalanar el camino hacia la gloria, hasta ahora, sólo han brillado por su ausencia, es evidente que al titiritero se le quemaron los papeles y no tiene idea de cómo manejar las marionetas. Con la sanata mediática se puede engatusar por un tiempo a la tribuna, pero para convencer al grupo hace falta algo que, al parecer, tiene el stock agotado.




La afición está que arde. Y no es para menos. El sabalé no juega a nada y el entrenador pide tiempo. “En la cuarta o quinta fecha el equipo va a aparecer”, señaló una vez consumado el triste empate del primer capítulo. “Si el equipo no aparece, yo seré el culpable”, sentenció después de la derrota del viernes. Algo huele mal. Luego de siete amistosos de pretemporada, todavía no sabe si defender con tres o con cuatro, tampoco tiene claro cuál es el enroque más conveniente para afianzar la última línea, ni cómo formar un mediocampo aguerrido en la marca y al mismo tiempo inspirado en la creación. Al parecer, los únicos que tienen el puesto asegurado son el arquero y el goleador histórico, con el resto cualquier cosa puede suceder.

Si, como sostienen algunos, la primera impresión es lo que cuenta, vientos decepcionantes soplarán, nuevamente, por el barrio 
