
Esta vez, su marca distintiva le jugó una mala pasada. Tanto los cambios como los movimientos posicionales, a los que es tan apegado y que tan buenos resultados le han dado hasta ahora, no surtieron el efecto esperado. ¿Se lo devoró el personaje? Seguramente, pero la derrota no sólo es responsabilidad suya. La muchachada, que al pie de la letra ha sabido interpretar su libreto en anteriores ocasiones, no respondió en la medida de lo esperado. No fueron nervios, tenía la victoria en el bolsillo. No fue la presión del marco, tenía la fiesta a favor. ¿Entonces? La respuesta es simple. Colón fue eclipsado por un rival superior, que supo sobreponerse a un resultado adverso con un arma letal llamada jerarquía futbolística.
Ahora bien, la primera pregunta que se impone es ¿por qué variar si todo estaba bajo control? El propio dt confirmó que su intención fue “cerrar el partido”. ¿Ganándolo con comodidad? ¿En su propia cancha? ¿Pudiendo hacer gala de una contundencia mayor? La mezquindad de la propuesta, que en definitiva guió a su instinto, podría funcionar como termómetro para medir, sin ambages, el nivel de confianza que el entrenador le dispensa a sus dirigidos y a su propia capacidad técnica, a pesar de los discursos en sentido contrario. De todos modos, el camino que resta recorrer no se vislumbra demasiado complicado. Los adversarios a enfrentar distan mucho de asemejarse al flamante candidato al título. Todavía hay esperanza.
Porque más allá del traspié, el equipo está bien. Sólo hay que dejarlo fluir cuando se muestra confiado y evitar ponerle un cabestro a sus ambiciones ofensivas cuando la oportunidad resulta propicia para darles rienda suelta. Es cierto que las limitaciones siguen intactas y que no han aparecido individualidades dispuestas a romper el molde; sin embargo, el espíritu de conjunto puede hacer las veces se motor impulsor cuando el objetivo es firme y claro. Será cuestión, entonces, de reponer el ánimo alicaído, pues las posibilidades de pelear por algo importante no se han alterado más allá de la vapuleada. El torneo anda escaso de protagonistas con peso y aún faltan unos cuantos puntos por disputar. Nada está perdido.
APOSTILLAS




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